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Durante la pasada Feria y Fiestas de Almodóvar del Campo tuvo lugar una de esas coincidencias que resultarían imposibles de que se produjeran en el caso de que se tratasen de organizar a propósito. Y es que en el mismo día en que se inauguraba el nuevo coso taurino polivalente, era presentado el cuarto volumen de la colección de los programas de fiestas de la localidad, de la mano de alguien que compartió hace casi treinta años el cartel inaugural de la plaza de toros portátil, en una década en la que el municipio brilló con nombre propio en toda la provincia gracias, en especial, a la carroza dedicada a los encierros.
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Organizado por la Asociación Amigos de la Historia de Almodóvar del Campo, como entidad editora de este nuevo volumen, el acto tenía lugar pasado el mediodía del domingo 12 de septiembre, en el Centro Cultural ‘Casa de la Marquesa’. A la convocatoria acudía Luis Ramón Gil, el novillero que en la década de los 60 y 70 de la pasada centuria participara en los festejos mayores que antaño se organizaron en la localidad.
A modo de alguacilillo, Roberto García-Minguillán de Gregorio, cronista taurino para las publicaciones del Grupo Oretania, glosó brevemente ante los presentes la trayectoria de este hombre que ha vivido prácticamente toda su vida en Almodóvar y que, circunstancialmente, nació en la capital de España. De hecho y como bien decía a los micrófonos de Oretania, «yo me he criado aquí, la vida de mis padres era aquí y yo me consideraba de aquí; otra cosa es que naciera en Madrid, doble nacionalidad», concluía con el buen humor que rezuma su persona. El camino hacia estas tierras almodovareñas lo había abierto abuelo, quien «emparentó con medio pueblo por virtud del matrimonio».
Su afición a los toros nació pronto. «Tenía antecedentes familiares pues Victoriano de la Serna, primo hermano de mi padre, fue ya una figura del toreo». Sería la convivencia con él y con sus hijos lo que le influenciase definitivamente para estar primero en contacto con este mundo taurino, hasta que después «me llegó a picar el gusano de ese ambiente».
Echando la vista atrás, Luis Ramón Gil considera que como novillero gozó de unas etapas muy buenas. En su día, «Almodóvar me dio un apoyo fenomenal y le cogí mucho cariño». En su corazón atesora momentos como su debut como novillero, cuando ya fue arropado por una población que volvería a renovar ese cariño iniciático en tantas otras ocasiones. Otro de esos puntos inolvidables sería su presentación de luces en una novillada en homenaje y ayuda de la Parroquia, «a la que tanto queríamos todos» y más adelante en su presentación con picadores en 1971. «Nunca falté a torear aquí porque para mí formaba parte de mi forma de ser y de vivir y por eso tenía que torear en la feria de Almodóvar todos los años», comentaba.
Se da también la circunstancia en su figura como novillero que, según explicaba, «yo inauguré la plaza de toros portátil nueva que compró el Ayuntamiento de Almodóvar». Fue en una novillada picada en la que compartiría cartel en un mano a mano con Sánchez Puerto, «también de grato recuerdo profesional porque tuvimos suerte y éxito y cortamos los rabos los dos». Por lo tanto, añadía Gil, durante su trayectoria tuvo la ocasión de vivir en primera persona el cambio de emplazamiento de la plaza ubicada frente al ayuntamiento hasta la zona de la Eras de Marta, luego la portátil que compró el Consistorio «y ahora acudo también a ver la inauguración de la actual». En su opinión todo ello «son hitos en la historia de Almodóvar».
De ahí que en la jornada en la que en esta población se abría esta otra etapa de su trayectoria taurómaca, con la inauguración del Centro Multifuncional Cultural, al novillero protagonista de las tardes de antaño se le viera complacido con la coincidencia de citas. Una concomitancia que, en realidad, se había originado un año antes pues, como bien dijo el presidente de los Amigos de la Historia, Javier de la Fuente, la presencia de Gil estaba prevista para las fiestas de 2009, con motivo de presentarse el tercer volumen de la colección. Un cuestión de salud de última hora lo impidió. Y todo esto, unido esta año al adelanto de la feria taurina al primer ‘día de los santos’, acabarían por hacer el resto.
De la Fuente, que calificada de «grata» la coincidencia, también apuntaba otras casualidades en tiempo y forma del acto y del libro en relación con lo taurino. No hay que olvidar que la de los 70 «es la década de las principales carrozas de Pepe Rey y la más famosa era la que confeccionó de los encierros». Uno de los artículos introductorios reseña, precisamente, este aspecto. Escrito por la familia del artista, «es fiel reflejo de lo que hizo y sin ninguna exageración, algo que puedo decir porque yo también lo viví», indicaba De la Fuente.
Por lo demás y como bien apuntaba el presidente de este colectivo cultural, aquellos años fueron una época de muchos cambios: «La muerte de Carrero Blanco, en nuestro pueblo convierten en santos a los que hasta entonces eran beatos, la muerte de Franco, las elecciones, la coronación del Rey, la Constitución… creo que hubo muchos cambios y de toda índole e incluso los ayuntamientos que se democratizaron porque anteriormente no se votaba a los alcaldes».
Todo ello queda reflejado, de una u otra manera, en los programas de fiestas de los años 1971 a 1980, recopilados en un grueso volumen que, a diferencia de otros previos con igual alcance de diez años, ha engordado al mismo ritmo que crecía el número de páginas de estos libros editados, cada mes de septiembre, por el Ayuntamiento almodovareño.
El sistema de reproducción facsímil empleado en los volúmenes previos y a color, se mantiene en la nueva incorporación de la colección. Así como las colaboraciones que prologan cada año las páginas rescatadas. Sobre estos relatos previos de almodovareños, Javier de la Fuente quiso explicitar un agradecimiento a la labor de Roberto García-Minguillán de Gregorio, pues «ha sido el encargado de entrevistar a las personas que rememoran sus vivencias» y si bien indicaba que todos los artículos «son muy buenos», citaba también el de Alejandro González Marcos, «porque entre otras cosas es la persona que pasa inadvertida y anónima, pero es el corredor de toda la vida».
Sobre esta iniciativa de rescatar diversos aspectos del pasado de la localidad, Luis Ramón Gil quiso agradecer a la Asociación de Amigos de la Historia su labor, así como a quienes en su día y a través de los programas de fiestas «se han ocupado en la cultura de Almodóvar».
Con todo y por completar la semblanza biográfica del novillero, él mismo explicaba su vinculación vital a Almodóvar del Campo indicando que siguió así incluso después de acabar la carrera de Derecho, estudios que compatibilizó con su labor taurina. Y es que, «después de estar casado y vivir en Madrid me vine aquí a ejercer y a vivir en esta misma casa de la Marquesa». Hará ya unos diez años que se fue a vivir a Madrid definitivamente. De lo demás, «tengo que explicar poco de mi historia porque la conoce casi medio pueblo y el otro medio se la imagina», señalaba por último este afable hombre.